Creí que la verdad era la base de nuestra mentira.
Creí que la sinceridad era real dentro de lo irreal.
Creí tantas cosas que dejé de creer.
Ya no creo nada.
Ya ni duele, ya ni preocupa.
Veo el cielo, el cielo azul, sin nubes. El azul de la verdad.
Sé qué hay vidas, sé que elegimos, sé la teoría de la existencia y del amor, pero no me la creí.
Soñé una vez y seguí soñando, pero de una vez desperté.
Desperté en este mundo, en el real, en el que existe un control de los actos, en el mundo de las decepciones y el dolor.
En el mundo que sonríe, en el mundo que esperas que te hagan feliz como tu lo haces, que actúen como tu esperas, que sean sinceros y que la verdades sean verdaderas.
El azul de la verdad.
Que la decepción no se convierta en rutina.
No esperes de quien no dará.
No esperes de quien no te mira a los ojos.
No esperes de quien no está para darte la mano.
No esperes el azul de la verdad si hay nubes.
No esperes.
