A la luz de la luna, la música suena, los amigos ríen, bailan y saltan.
Momentos únicos, irrepetibles.
Momentos indescriptibles.
No hay palabras que lleguen a transmitir esta felicidad.
No hay camino que seguir, simplemente el del corazón, que te lleva a sitios desconocidos pero rodeado de alegres miradas, de caras conocidas, caras familiares, caras de felicidad que te dan todo lo que en su momento pudiste perder.
Un amigo que siempre te acompañará, hasta lugares no escritos.
La corriente del río nos llevará a un mar de felicidad.
Y todo bajo la atenta mirada de la luna que nos vigila, nos protege y nos bendice con su simple luz.
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