Cambias el rumbo de nuestro velero en un abrir y cerrar de ojos.
El camino que habíamos emprendido deja de estar iluminado y pasa a ser triste y solitario.
Empiezan a crecer matorrales que hacen que nos distanciemos cada vez más, aparecen piedras que entorpecen nuestro camino, y los socavones son cada vez más evidentes.
No podemos seguir caminando, tenemos que corregir el sentido, tenemos que buscar nuevas vías y volver a empezar.
Pero de repente, abro los ojos... Y veo que todo es un sueño, que nada ha cambiado, que seguimos igual, que sin ti no vivo y que nuestra pasión sigue tan viva como siempre...
No hay comentarios:
Publicar un comentario