Bailamos un baile con una máscara cubriendo nuestro rostro.
Bailamos un baile disfrazando la realidad, intentando vivir lo vivido o vivir lo sentido.
Bailamos sin cesar, a sabiendas del imposible del baile infinito.
Todo baile sigue el ritmo de una canción que terminará.
Nos dejamos llevar por la dulce melodía del momento.
Nos movemos al son de las notas que amenizan nuestro momento.
No hay más música que nos haga bailar, pero seguiré bailando en la distancia, seguiré a tu lado con la misma ilusión que me provoca la música cuando la oigo.
Bailamos disfrazados para seguir haciéndolo después libres de esas máscaras que nos cubrían.
Ahora bailamos a un mismo ritmo, con la firme convicción que este baile se baila con el corazón y la amistad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario