Rehuyes compromisos por miedo a perder una falsa libertad, una ansiada sensación de juventud perdida hace tiempo, una soledad que busca constantemente compañía pasajera.
Contradices actos y palabras constantemente sin ver que delante tuyo ni el público ni los actores entienden tu camino.
Actúas con un falso guión que ni tu llegas a seguir.
Olas y mareas que vienen y van constantemente para volver a situarte en el mismo lugar y con la misma gente.
Vientos que giran las historias para situarlas de nuevo en otro lugar en el mismo punto de inflexión.
Pagas con unos lo que hicieron otros, y la conclusión cual es...
Ni tu ni nadie sabe el destino pero tu no ayudas a encaminarlo correctamente.
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