¿Porqué cuando menos daño queremos hacer, más hacemos?
¿O es que solo se hace daño a quién más se quiere?
Sabemos como vamos pero no como volvemos, sabemos que hacemos pero no como lo hacemos, sabemos lo que hacemos pero no lo que implicamos.
Si antes de hacer las cosas, o ni siquiera pensarlas, fuéramos conscientes del daño que puede entrañar, quizás no haríamos la mitad de las cosas que hemos hecho a lo largo de nuestra vida.
Pero, también es verdad, que muchas veces pese a que no lo creyéramos, al final las cosas han salido mejor de lo que creíamos.
Como digo muchas veces el éxito depende de las veces que lo intentes, y eso implica hacer daño y hacerse daño muchas veces, pero sin intentos no hay éxitos, y sin daños no hay alegrías.
Aún así no me sirve de consuelo cuando dañas a alguien al que no quieres dañar.
Cuando tus palabras ofenden, cuando tus actos duelen, o simplemente cuando tus decisiones afectan a otros.
La vida es así, la vida es dura, pero en ocasiones me gustaría hacerla más fácil.
Quizás no podemos evitar que las cosas sucedan, pero podemos hacerlas más fáciles.
Y para acabar una frase de una dulce canción..."si de amor ya no se muere, ¡yo sin ti no viviré!"
No moriremos por el daño que nos hagan, pero podremos decidir no vivir con algo que nos duele.