Me quedo sentada en la estación, viendo pasar los trenes, viendo como sube y baja gente, viendo despedidas tristes, despedidas alegres o despedidas sin más.
Despedidas por mucho o por poco tiempo, pero son despedidas llenas de tristeza y melancolía. Promesas que se intercambian, sin saber si con el tiempo seguirán siendo válidas, pero que en el momento son reales, sinceras, y que salen del corazón.
Veo reencuentros llenos de alegría y de amor. Amores que se reencuentran. Da igual el tiempo que lleven sin verse, la emoción es la misma, la felicidad aflora sin limite, la emoción se vuelve latente y el amor flota en el aire.
Y mientras yo sigo aquí sentada, esperando no sé a que.
Quizás confió en que aparecerás, que bajarás de un tren y volverás a mi vida. Sé que eso no pasará, pero me gusta soñar y pensar que quizás podamos emprender un viaje de sueños.
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