miércoles, 16 de febrero de 2011

Hablar, hablar y hablar...

Hablamos sin parar, hablamos sin pensar, hablamos de todo y de nada, hablamos sin hablar,...
Hablamos para compartir, hablamos para acompañar, hablamos sin dejar que nuestra mirada sea la que de verdad hable.
Nuestro cuerpo, nuestra mirada, nuestros labios quieren hablar, en cambio no los escuchamos y solo escuchamos las palabras que salen de nuestra de boca.
Hablamos de lo que dice nuestra mente y no dejamos que el que hable sea el corazón.

Corazones que susurran pasarán de largo.

Corazones que hablan nunca callarán.
Corazones que gritan nunca serán silenciados.


Pero ¿como dejar que ese corazón grite? ¿Como se hace eso?

Mientras tanto, seguimos hablando.

2 comentarios:

  1. precioso,si puedo le pondre voz al poema

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  2. Gracias por el comentario, auqnue no sepa quién eres. ¿A qué te refieres con que le pondras voz?
    Un placer que mis simples palabras encadenadas puedan despertar el interés de lectores anónimos.

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