viernes, 11 de marzo de 2011

Lágrimas

Lágrimas de felicidad, de tristeza... lágrimas.




Lágrimas amargas que resbalan por nuestra mejilla sin quererlo, sin poder remediarlo.


Lágrimas de tristeza que nos gustaría reprimir.


Lágrimas que no queremos que sean vistas pero que nada podemos hacer para evitarlas.


Lágrimas que arden y queman nuestra mejilla produciendo el mismo dolor que el que las causa.


Lágrimas que mezclan sentimientos de dolor, de culpabilidad, de tristeza,...


Lágrimas que salen del corazón.




Prefiero las lágrimas de felicidad. Esas brotan sin dolor, sin dejar rastro en la mejilla, sin picor.


Lágrimas que salen por sentimientos contenidos, por sentimientos ansiados.


Lágrimas deseadas, sinónimo de una eterna felicidad, de un sentimiento tan grande que el único medio de expresar es mediante las lágrimas.




Hay personas que no consiguen soltar ni una lágrima, otras (como yo) que las sueltan fácilmente. No son siempre lágrimas de felicidad, ni de tristeza, sino que son lágrimas de emoción, de fuerte sentimiento, de nerviosismo. Lágrimas que expresan lo que quizás las palabras no osan decir o transmitir. Lágrimas que queremos que hablen y digan lo que no nos atrevemos. Lágrimas que exterioricen nuestros sentimientos.




No entiendo el tabú de las lágrimas, la vergüenza asociada a las lágrimas. Es una forma más de expresar un sentimiento, un sentimiento puro al igual que puede ser una carcajada. No considero una lágrima síntoma de debilidad.


Adoro tener ganas de reír a carcajadas y otras veces de llorar hasta quedarme sin lágrimas... y todo sin sentir ni un ápice de vergüenza. No me gusta esconderme de la gente, por lo que tampoco me gusta esconder mis sentimientos.

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